Dios se define a partir de su propia Palabra, en que Dios mismo nos ha descrito esta característica al darnos ejemplo de asociarnos con los demás en armonía continua. ¿Cuál es el Mandamiento más Grande? ¿Qué nos muestra este Mandamiento? El Gran Mandamiento es este:
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Mateo 22:37-40
El primero nos exhorta auxiliarnos de Dios, amarle y serle fiel. El segundo nos muestra que para agradarle a Dios y cumplir exactamente con el primero del Gran Mandamiento debemos amar al prójimo tanto como a nosotros mismos; esto revela que existe
una idea central que surge de una combinación de dos preceptos fundamentales y es que aprendamos a asociarnos con verdadero amor. Esto implica que entre los hombres halla una especie de cohesión fraternal, amor entre los hombres para llegar a Dios; porque Dios abunda en el amor, en la acción de hermandad verdadera, en la relación desinteresada por ayudar al prójimo; esto nos lleva a encontrarnos con Dios y a entender su propósito (Romanos 12:10).
Ahora, bien el significado de amor y relación se extiende aún más al Jesús incluir un nuevo Mandamiento:
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado”. Juan 15:12
El amor comprende una relación, porque no podemos amar sin relacionarnos, no podemos amar sin llevar un profundo nexo indescriptible de anhelar lo mejor para los que nos rodean sin pedir nada a cambio. Dios nos define el amor verdadero e implícitamente la importancia de una relación por medio de su Palabra (1 Corintios 13). Al analizar el concepto del amor, que es la caridad, comprenderemos lo indispensable de una relación para llegar a Dios.
Dios nos manda a tener una relación única con Él y no con el mundo (Juan 15:18-19). La relación comprende una conexión, un trato, una comunicación con Dios. Podemos comunicarnos por medio de actos y por medio de la oración. Dios nos lo muestra tácitamente en su Palabra de que sin relación no podemos llegar a Él, porque el amor implica una relación.
Si amamos al prójimo (todo ser que es digno de amar: hombres, animales, plantas) como a nosotros mismos, nos relacionamos con Dios (Mateo 25: 40; Juan 15:13-17). El amor es indefectiblemente imprescindible para crear una relación con Dios; por lo tanto, una relación es necesaria para llegar a Él. Si Dios es amor, es porque dondequiera que haya amor allí está Él, y si donde hay amor existe una relación, pues Dios también es relación.
"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis".
Mateo 25: 31-40
Dios es amor y el amor es un verbo, por lo que demanda acción. La relación es parte de esa acción porque al llevar a cabo la caridad de enseñar con buen ejemplo, ayudar al necesitado, orar por nuestro prójimo, contribuimos a un mundo mejor atrayendo la presencia de Dios hacia todos. De esta forma creamos un vínculo especial con nuestro Creador dando origen a una conjunta y sana relación.
* Las citas bíblicas pertenecen a la versión Reina-Valera, revisión del año 1960 de las Sociedades Bíblicas Unidas.
